En este artículo, repasamos los errores más frecuentes en la gestión de envíos, tanto desde el lado del cliente como del operador logístico, y compartimos tips prácticos para evitarlos.


1- Falta de información precisa en el pedido

Uno de los errores más habituales ocurre al momento de generar el envío: direcciones incompletas, datos de contacto incorrectos o descripciones imprecisas del paquete. Esto puede generar demoras, entregas fallidas o incluso pérdidas.

Tip para evitarlo: Verificar dos veces la dirección del destinatario antes de confirmar el envío, incluir referencias claras (altura, entre calles, piso o unidad) y asegurarse de que el número de teléfono sea correcto y esté operativo. Para los socios logísticos, implementar formularios obligatorios y validadores automáticos de datos ayuda a minimizar estos errores.


2- Embalaje inadecuado o insuficiente

El mal embalaje es causa común de daños durante el traslado. A veces por ahorrar materiales, otras por desconocimiento, los paquetes llegan deteriorados, lo que implica reclamos, reposiciones y clientes insatisfechos.

Tip para evitarlo: Usar materiales de calidad y adecuados según el tipo de producto (frágil, perecedero, voluminoso, etc.). Siempre es mejor sobredimensionar el embalaje que lamentar un daño. Los operadores logísticos pueden ofrecer guías de embalaje a sus clientes o brindar el servicio como parte de la solución integral.


3- Descoordinación entre áreas o actores

Cuando la información no fluye entre vendedores, depósitos y transportistas, se generan cuellos de botella. Esto puede traducirse en paquetes que esperan ser despachados sin documentación o entregas que salen sin la confirmación necesaria.

Tip para evitarlo: Establecer protocolos internos de comunicación y seguimiento. El uso de plataformas de gestión compartida o ERP integrados permite visualizar el estado de cada pedido en tiempo real y reduce errores humanos por duplicación o falta de actualización.


4- No hacer seguimiento del envío

Un error frecuente en pequeñas empresas es no hacer el debido seguimiento de los envíos. Confiar únicamente en el transportista sin monitorear el trayecto impide detectar problemas a tiempo.

Tip para evitarlo: Incorporar herramientas de tracking que permitan al cliente y al proveedor logístico conocer el estado del envío en todo momento. Además, establecer alertas ante demoras inusuales permite intervenir proactivamente.


5- Elección inadecuada del tipo de envío

Enviar un producto urgente con un servicio económico, o lo contrario, puede resultar costoso e ineficiente. No todos los pedidos tienen las mismas necesidades, y no todos los clientes están dispuestos a pagar lo mismo.

Tip para evitarlo: Ofrecer diferentes opciones de envío con plazos y costos claros. Capacitar a los equipos de atención al cliente sobre las distintas alternativas ayuda a orientar mejor cada operación.


6- Falta de respuesta ante reclamos

Cuando un envío presenta problemas, lo peor que puede pasar es que el cliente no encuentre una respuesta clara o rápida. La gestión deficiente de reclamos afecta la confianza y puede tener un alto impacto reputacional.

Tip para evitarlo: Establecer canales de atención específicos para logística, con tiempos de respuesta definidos y soluciones documentadas. Un protocolo bien diseñado transforma un reclamo en una oportunidad de fidelización.


7- Desconocer la normativa vigente

En algunos casos, los envíos fallan por incumplir regulaciones aduaneras, sanitarias o de transporte. Esto puede derivar en multas o retenciones, especialmente en operaciones de comercio internacional.

Tip para evitarlo: Asesorarse con expertos y mantenerse actualizado en cuanto a normativas locales e internacionales. Para los socios logísticos, ofrecer información clara sobre restricciones o requisitos según cada destino es un valor agregado clave.